¿Y yo creía lo qué era amar? No estaba ni cerca, todo estaba
mal. Los amores fugaces que llegan y se van, que nunca están, que aman en las
buenas y nada más.
Y antes una vida tuve que construir, una mentira en la que
solo podía fingir; palabras al viento, sentimientos muertos, uno que otro beso
sin sabor. Una historia de fantasía, que en mi mente solo existía, ¿amor? Eso ni
siquiera se acercaba a la obsesión.
Como el adagio popular: “para hallarlo tendrás que besar
muchos sapos” y sabes qué? Príncipe azul ¡por fin te encontré!
Caí mil veces y algunas me levanté, erré, sufrí, lloré. El
camino recorrido ha sido difícil, pero no importa, el destino siempre fuiste
tú.
La vida me ha regalado mil historias, relatos largos y
algunas novelas cortas, pero esta, la nuestra, será más que palabras escritas
con sangre y fuerza.
¿Amar? Cuándo lo ves cada mes, cuándo los problemas no se
enfrentan si no los olvida el tiempo, cuando no planeas un futuro, cuando ni
siquiera sabes si habrá un mañana. Nada de eso es amar, eso se llama comodidad.
Quién iba a pensar que la felicidad estaba guardada en tu
mirada, en la forma en que me abrazas, en la forma en que acaricias mi cara.
Quién iba a pensar que nunca estuviste en mis planes y ahora
no hay mejor compañía que la que me regalas tú día a día.
Amar es esto, lo que tú y yo tenemos, por lo que luchamos
todos los días. ¿Quién dijo que sería fácil? Esto es amor porque al ser difícil
vale la pena. Dos seres diferentes, conviviendo, conociéndose, aprendiendo a caminar de la mano, creciendo
juntos, creando nuevos sueños.
Dios te creó para enseñarme lo que es amor, porque lo que
antes viví se llama lección.